La sal es uno de los ingredientes más presentes en la cocina de todo el mundo. Sin embargo, no todas las sales son iguales. En los últimos años, la sal marina ha ganado popularidad como una alternativa más “natural” frente a la sal común o refinada, pero ¿realmente existe una diferencia significativa entre ambas? A continuación, analizamos sus características, beneficios y cuál puede ser la opción más saludable según la evidencia científica.
1. Diferencia en el origen y el proceso de obtención
La sal común o sal refinada proviene generalmente de minas de sal subterráneas. Se somete a un proceso industrial que elimina impurezas y minerales, quedando casi exclusivamente cloruro de sodio (NaCl). Además, se le suelen añadir antiaglomerantes para evitar que se apelmace y yodo, un mineral esencial para el buen funcionamiento de la glándula tiroides.
Por otro lado, la sal marina se obtiene mediante la evaporación natural del agua de mar. Este método permite conservar una mayor cantidad de minerales traza, como magnesio, calcio, potasio o zinc, que contribuyen a darle un sabor más complejo y menos salado al paladar.
2. Composición y valor nutricional
Aunque ambas contienen principalmente sodio, la diferencia está en la proporción de otros minerales y en el grado de refinamiento.
| Característica | Sal común | Sal marina |
|---|---|---|
| Origen | Minas subterráneas | Evaporación del agua de mar |
| Procesamiento | Altamente refinada | Poco procesada |
| Contenido de sodio | 97-99% | 95-98% |
| Otros minerales | Muy pocos | Contiene magnesio, calcio, potasio |
| Aditivos | Antiaglomerantes, yodo añadido | Generalmente sin aditivos |
| Sabor | Más intenso | Más suave y natural |
Si bien la sal marina conserva minerales adicionales, la cantidad es tan pequeña que no tiene un impacto nutricional significativo en comparación con la sal común.
3. Beneficios y riesgos de cada tipo de sal
Sal marina:
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Suele ser menos procesada, por lo que muchos la consideran una opción más natural.
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Puede aportar pequeñas cantidades de minerales esenciales.
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Su textura más gruesa y sabor más suave permite reducir el consumo total de sodio al usar menos cantidad.
Sal común:
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Es la principal fuente de yodo añadido, un mineral esencial para prevenir enfermedades como el hipotiroidismo.
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Se disuelve fácilmente y es más económica.
El exceso de sodio, sin importar su fuente, aumenta el riesgo de hipertensión, enfermedades cardiovasculares y daño renal, por lo que se recomienda moderar su consumo a menos de 5 gramos diarios, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
4. ¿Cuál es la mejor opción para la salud?
La elección depende de las necesidades de cada persona. Si en la dieta hay deficiencia de yodo, la sal común yodada sigue siendo la mejor opción. En cambio, si se busca reducir la exposición a aditivos industriales o disfrutar de un sabor más natural, la sal marina puede ser una alternativa equilibrada.
Sin embargo, lo más importante es controlar la cantidad total de sal, sin importar su tipo. Sustituir parte del sodio por especias naturales, hierbas aromáticas o limón es una forma efectiva de cuidar el corazón y mantener una alimentación saludable.
5. Curiosidades sobre la sal
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Los antiguos romanos consideraban la sal tan valiosa que la usaban como forma de pago, de ahí proviene la palabra “salario”.
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Existen más de doce tipos de sales naturales, como la del Himalaya, celta o negra de Hawái, cada una con características únicas.
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La sal también se usa como conservante natural, ya que evita el crecimiento de bacterias en los alimentos.
LA IMPORTANCIA DE LA SAL: BENEFICIOS Y CONSIDERACIONES PARA LA SALUD
Aunque la sal marina y la sal común tienen diferencias en su origen y grado de refinamiento, su efecto en la salud depende principalmente de la cantidad consumida. Ambas pueden formar parte de una dieta equilibrada si se usan con moderación.
Optar por versiones sin refinar, bajas en sodio o yodadas según la necesidad individual es la clave para aprovechar sus beneficios sin poner en riesgo la salud cardiovascular.