LA MÚSICA SE MUESTRA COMO BUENA COMPAÑERA PARA DORMIR

Las dificultades para dormir son muy frecuentes en la sociedad moderna, con alrededor del 27 % de la población general que informa síntomas de insomnio. Una de cada cuatro personas no está satisfecha con la calidad, la duración o la continuidad del sueño. Dichas personas presentan problemas para conciliar el sueño, mantener el sueño, despertarse temprano en la mañana o quejas de sueño no reparador. La música es una de las estrategias que se utiliza a la hora de mejorar este problema, pero ¿qué dice la ciencia sobre su eficacia?

Una de esas opciones de “autoayuda” para mejorar la calidad del sueño es escuchar música, pero ¿es efectivo? Vamos a ver qué dice la ciencia sobre su utilidad, así como el tipo de música que podría ayudar en mayor medida.

Una revisión reciente de Cochrane Library reunió los hallazgos de varios estudios que midieron cómo afectaba escuchar música a la calidad del sueño. Los resultados mostraron que la música probablemente facilita una gran mejoría en la calidad del sueño en comparación con ningún tratamiento o el tratamiento habitual.

Sin embargo, escuchar música puede mejorar ligeramente la latencia de inicio del sueño (la rapidez con la que una persona se queda dormida), la duración del sueño (la cantidad de tiempo que una persona duerme) y la eficiencia del sueño (la cantidad de tiempo que una persona duerme en comparación con el tiempo total que pasa en la cama), en comparación con ningún tratamiento o tratamiento habitual.

La música, fiel compañera - Ridyn

La música también produce cambios en medidas autónomas como la frecuencia cardíaca y la presión arterial, disminuyendo el nivel de ansiedad y estrés. Algunos ensayos muestran que la música puede afectar diversas medidas fisiológicas que reflejan la actividad del sistema nervioso autónomo y, como tal, la música relajante lenta puede provocar una disminución de la activación simpática y, por lo tanto, mejorar el sueño.

Otro posible mecanismo del efecto de la música en el sueño es el poder de distracción de la música. Un grupo de investigadores sugiere que la música puede funcionar como un punto focal de atención que distrae de los pensamientos estresantes y, por lo tanto, mejora el sueño.

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