LA INFIDELIDAD DESDE LA PERSPECTIVA DE LA CIENCIA: CAUSAS, CEREBRO Y COMPORTAMIENTO

La infidelidad es uno de los temas más estudiados dentro de la psicología y la neurociencia moderna. Aunque culturalmente suele abordarse desde la moral o la emoción, la ciencia ha logrado ofrecer una visión más profunda sobre por qué algunas personas son infieles y qué procesos biológicos, psicológicos y evolutivos intervienen en este comportamiento.

¿Qué es la infidelidad desde el punto de vista científico?

Desde una perspectiva científica, la infidelidad se define como una violación del acuerdo de exclusividad emocional o sexual en una relación. Esta puede presentarse de muchas formas: física, emocional o incluso virtual. La neurociencia considera que detrás de la infidelidad no solo hay deseo, sino mecanismos cerebrales relacionados con la recompensa, la dopamina y la búsqueda de novedad.

La biología del deseo y la búsqueda de novedad

Según estudios del Kinsey Institute y de la antropóloga Helen Fisher, el cerebro humano está diseñado para buscar estímulos nuevos. Este fenómeno está impulsado por la dopamina, un neurotransmisor asociado al placer y la recompensa.

Cuando una persona experimenta una relación nueva o secreta, su cerebro libera más dopamina, generando una sensación de excitación y placer similar a la que provoca un reto o una aventura. En términos científicos, esta búsqueda de novedad puede interpretarse como un intento biológico de aumentar las oportunidades de reproducción o de experimentar nuevas conexiones emocionales.

Factores psicológicos y emocionales

La ciencia también reconoce que la infidelidad no se explica únicamente por impulsos biológicos. Existen factores psicológicos que influyen en su aparición:

  • Insatisfacción emocional: Falta de conexión o comunicación con la pareja principal.

  • Baja autoestima: Algunas personas buscan validación o sentirse deseadas.

  • Impulsividad y falta de control emocional: Personalidades más propensas a la búsqueda de placer inmediato.

  • Traumas o experiencias previas: Haber sido testigo de infidelidades o crecer en entornos donde la fidelidad no se valoraba.

Diferencias entre hombres y mujeres según la ciencia

Las investigaciones revelan diferencias sutiles entre géneros. Desde una perspectiva evolutiva, los hombres suelen estar más motivados por el deseo sexual y la diversidad genética, mientras que las mujeres tienden a involucrarse emocionalmente, buscando afecto o estabilidad emocional. Sin embargo, en la actualidad, estudios recientes demuestran que la brecha entre ambos géneros se ha reducido, debido a los cambios culturales y sociales.

El cerebro durante una infidelidad

Imágenes de resonancia magnética funcional muestran que durante una infidelidad se activan regiones del cerebro vinculadas con la recompensa (núcleo accumbens) y la toma de decisiones (corteza prefrontal). Curiosamente, también se observan áreas relacionadas con la culpa y la ansiedad, lo que demuestra el conflicto interno que muchas personas experimentan.

La neurociencia sugiere que el acto de ser infiel no se debe únicamente al deseo, sino a un desequilibrio entre el sistema límbico (emocional) y la autorregulación racional.

SEÑALES DE QUE EL AMOR SE ACABÓ

¿La infidelidad puede prevenirse?

Desde el punto de vista psicológico, sí. La prevención está relacionada con la comunicación abierta, la empatía y el fortalecimiento del vínculo emocional. Además, mantener la novedad dentro de la relación (nuevas experiencias, viajes o proyectos comunes) ayuda a reducir la necesidad de buscar estímulos externos.

La terapia de pareja también juega un papel importante al identificar las causas emocionales subyacentes y enseñar estrategias para reconstruir la confianza y la intimidad.

En conclusión, la infidelidad vista desde la ciencia, no es un fenómeno meramente moral, sino una combinación de impulsos biológicos, necesidades psicológicas y factores sociales. Comprenderla desde esta perspectiva permite analizar el comportamiento humano con mayor profundidad y, sobre todo, abrir la puerta al diálogo y la comprensión dentro de las relaciones.

Más allá del juicio, la ciencia nos recuerda que conocer cómo funciona nuestro cerebro y nuestras emociones puede ser la clave para construir vínculos más sanos, conscientes y duraderos.

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