La invención de la pila, o batería, es a menudo atribuida al científico italiano Alessandro Volta en el siglo XVIII. Sin embargo, la historia de la generación de electricidad a través de reacciones químicas tiene raíces que se remontan a civilizaciones antiguas.
Uno de los primeros indicios de la generación de electricidad data de hace más de 2.000 años en la antigua Mesopotamia, donde se descubrieron jarras de arcilla que contenían un cilindro de cobre y un electrodo de hierro. Estas jarras, conocidas como baterías de Bagdad, podrían haber sido utilizadas para la electrochapa, la galvanoplastia o incluso para aplicaciones medicinales.
En el antiguo Egipto, se han encontrado artefactos que sugieren el uso de pilas primitivas para la electroplaca. Por ejemplo, se han descubierto amuletos de oro que datan de hace más de 2.000 años que muestran una capa extremadamente delgada de oro aplicada a objetos de cobre, lo que sugiere que se utilizó un proceso electroquímico para depositar el oro sobre el cobre.
Además, en la antigua Grecia y Roma, se han encontrado descripciones de experimentos que involucran la generación de electricidad estática utilizando ámbar frotado con lana, lo que sugiere un entendimiento rudimentario de los principios eléctricos mucho antes de la era moderna.
Si bien estos ejemplos no constituyen las pilas o baterías modernas en el sentido técnico, demuestran que la humanidad ha estado experimentando con la generación de electricidad mediante reacciones químicas y físicas durante milenios. La invención de la pila por Volta en el siglo XVIII puede haber sido un hito crucial en el desarrollo de la tecnología eléctrica moderna, pero la historia de la generación de electricidad es mucho más antigua y diversa de lo que comúnmente se reconoce.